No todos los safaris en el continente africano incluyen a los big five de Africa, una opción más que interesante es dirigirse al corazón mismo de África central en busca de los famosos gorilas de montaña. Actualmente hay 3 paises donde se lo puede ver, Rwanda, Uganda y D.R.Congo.
En este viaje tuve la oportunidad de verlos tanto en Uganda como en Rwanda, y si bien fueron experiencias bastante diferentes, ambas fueron impresionantes.
Para empezar hay que aclarar que no es algo económico, el permiso de un día para entrar al parque paso recientemente de $750 a $1500 dólares en Rwanda, pero si se visita en temporada baja (abril, mayo, octubre y noviembre) hay un 30% de descuento. A eso hay que sumarle el costo del safari en si, con sus guías y transporte.
A diferencia de la mayoría de los safaris africanos, este es completamente a pie, lo cual hace la experiencia aún más impresionante.
El safari se lleva a cabo en el Volcanoes National Park, ubicado en las Virunga mountains, justo en la frontera con el Congo.
Yendo al safari en si, el día comenzó bien temprano, nos buscaron por el hotel y nos llevaron al punto de reunión, un simple gazebo de madera y paja en una zona abierta a los pies de las montañas.
Ahí un grupo de gente local, realizó una demostración de danzas típicas, muy agradable la verdad.
Posteriormente, se divide la gente en varios grupos de 6 a 10 personas que son asignados a un guía y algunos acompañantes. Esto es así porque los gorilas viven en grupos ya formados, a los cuales los tienen identificados con nombres, y si bien se van desplazando, están ubicados en ciertas zonas ya conocidas. Los grupos de gorilas que entran en contacto con los turistas, pasaron previamente por un proceso de adaptación a los humanos, por lo cual están acostumbrados a tenerlos cerca. Hay otros grupos que no se pueden visitar.
Algunas horas antes de comenzar el tour, un grupo de rastreadores ya había salido a tratar de ubicar cada grupo, ellos están comunicados por radio con los guías. Si bien ellos siguen al grupo de gorilas desde antes del tour y varias horas después que termina para saber donde ubicarlos aproximadamente la mañana siguiente, es un proceso que puede durar una hora o 10. Eso es algo que aclaran antes de comenzar, ya que puede pasar que el grupo de turistas esté 10 horas caminando tratando de ubicarlos.
Una vez que terminan de dar todos los detalles, todos son llevados en camionetas hasta donde comienza el parque nacional y la caminata. El terreno es selva bastante espesa, empinado ya que hay que ir en ascenso hacia la montaña y terriblemente húmedo. Podría llamarse gorilas en la humedad más que en la niebla, como nos dijo Diane Fossey.
Los guías y rastreadores lideran el camino, el cual no es tal, ya que no hay un camino marcado sino que se hace camino al andar… a machetazos.
Los rastreadores llevan todos rifles, en su mayoría AK-47, para protección principalmente de buffalos y elefantes.
A medida que avanzábamos, se escuchaba constantemente la comunicación por radio de los rastreadores, que a menos de 2 horas de haber comenzado parecían dar señales de haber tenido suerte. A lo pocos minutos nos encontramos con ellos, nos pidieron que dejáramos las mochilas junto a unos árboles y nos mostraron el camino. Luego de unos pocos metros de no saber exactamente donde o que mirar, se empezaron a ver movimientos entre las plantas y sombras, y de un segundo a otro… bingo! No uno… no dos… sino 9 gorilas aparecieron de la nada! Había madres con sus crías y el famoso espalda plateada, una bestia tremenda! No parecían percatarse demasiado de nuestra presencia, caminaban, se sentaban, comían y así…
Las reglas dicen que no se puede acercar uno a menos de 7 metros de los gorilas, pero también dicen que no se pueden hacer movimientos bruscos y en caso de que un espalda plateada se acerque de frente, hay que agachar la cabeza y quedarse en el lugar, no salir corriendo. Así es que en la realidad están mucho más cerca de 7 metros. Tal es así que un chiquito se acerco, muy alegremente paso por arriba de mi espalda y siguió su camino, por supuesto yo no iba ni atinar a moverme bajo la atenta mirada de su papa de 300kg.
En total se permite una hora desde que se encuentran los gorilas hasta que hay que volver. Los gorilas se van desplazando todo el tiempo, no están siempre en un lugar, y hay que ir siguiéndolos. Esto hace que no siempre sea fácil encontrar la foto perfecta, pero también que un gorila aparezca de la nada a centímetros tuyo. Todo se hace más fácil igual gracias a la habilidad de los rastreadores y guías para seguirlos y saber donde es mejor ubicarse.
Acá dejo un vídeo de una pequeña pelea familiar con la que nos deleitaron.
La verdad que fue una experiencia única y altamente recomendable. Es cierto que no es nada barato, pero es algo de una vez en la vida, y si uno ya está en la zona en algún viaje, vale la pena hacerse una escapada a Rwanda y ver estos magníficos animales. Además vale aclarar que Rwanda es un país hermoso, muy diferente a todos sus vecinos. Después de su trágica historia a mediados de los 90, se convirtió en un país organizado, limpio de gente muy amable, no por nada ahora le dicen la suiza de Africa.
En cuanto a las otras opciones, debo decir que yo también hice esta experiencia en Uganda, y la verdad que fue muy diferente, ni mejor, ni peor. Pero el terreno es muy distinto, en Uganda la vegetación es mucho más espesa y el terreno empinado, lo que hace mucho más difícil y físicamente exigente el trayecto. Y una vez que se encuentran los gorilas, cuando estos se mueven es difícil seguirlos en ese terreno, dependiendo mucho de los machetes de nuestros guías. Pero es ese mismo terreno el que lo hace una experiencia única, porque al menos yo, eso es lo que siempre me imagine de Africa, una selva impenetrable, con zonas que no ven el sol de lo espesa que es la vegetación y lo alto de los árboles. En fin depende mucho de cada uno, el precio es similar habiendo también descuento en temporada baja.